Según el texto de Peter Zumthor, la calidad arquitectónica no es aparecer en los medios, ni ganar premios, sino saber crear atmósferas que conmuevan a los visitantes de los espacios diseñados.
La atmósfera es aquello que se nos transmite en una primera impresión, y con ella la mayor parte de veces percibimos la esencia de la persona, lugar… Aquello que nos puede llegar a conmover. Nos conmovemos gracias a nuestros sentimientos o nuestra sensibilidad, de ahí la frase de Platón “La belleza está en los ojos de quien mira”. Todo lo que se nos transmite está en nosotros pero, sin ese algo o alguien que nos conmueve no sentimos lo mismo. Se trata de una relación recíproca, sacamos nuestros sentimientos debido a algo que nos conmueve, y sin ello no afloran, pero no lo haríamos sin ese “algo”.
La atmósfera en la arquitectura está conformada por diferentes componentes:
- El cuerpo de la arquitectura, todos los elementos que conforman el espacio. Es el componente más básico, ya que, sin este, no podríamos conformar el resto. (son vigas, pilares…)
- La consonancia de los materiales, un material tiene muchas posibilidades, estos, pueden ser combinados entre si para buscar una armonía. Juntos forman el conjunto que nos transmite esa “atmósfera” de la que tanto habla Zumthor. A la hora de diseñar el espacio es importante pensar en el conjunto y hasta que la idea no se materialice, no veremos si el diseño es armónico o no.
- El sonido del espacio, el espacio, funciona como un gran instrumento. Los edificios emiten un sonido (los pasos de las personas al entrar en casa, el ruido que se hace al cocinar…). Hay sonidos que nos hacen sentir como en casa, que nos transmiten cierta tranquilidad, sin embargo, hay otros que nos hacen sentir todo lo contrario.
- La temperatura del espacio, los materiales, nos transmiten una temperatura (cálida o fría), en la mayoría de casos, contrastando con la del exterior del edificio.
- Las cosas a mi alrededor, creamos nuestro hogar atendiendo a la arquitectura, pero lo más importante son esos pequeños detalles que nos hacen sentir como en casa, por ejemplo un retrato familiar, una vela, etc. Esos detalles definen al espacio, ya que no amueblamos igual un bar que una iglesia.
- Entre el sosiego y la seducción, se trata de crear un espacio libre en el que las personas puedan desplazarse con total libertad, pero no un laberinto, es decir, que se les conduzca por el edificio de manera inconsciente.
- La tensión entre interior y exterior, los edificios tienen espacios públicos y privados, la fachada, es aquello que se muestra al exterior, lo que todos podemos ver, pero también existe el interior, que no se deja ver a los demás porque es ese espacio privado que “no nos interesa”. Entonces aquí es donde están los limites de interior y exterior, de aquello que dejamos ver y aquello que no.
- Grado de intimidad, los diferentes tamaños de las cosas nos pueden hacer sentir “intimidados”, si vemos un gran edificio desde fuera nos “intimida”, pero una vez entramos podemos llegar a sentirnos acogidos.
- La luz, esta, dependiendo de la manera en que incide nos transmite cosas diferentes, y es la que termina creando el espacio. Decidiendo como entra la luz, o desde que puntos instalamos luz artificial estamos dando más importancia a ciertos rincones de la obra arquitectónica y creando el espacio.
Pero esto no es todo, aún quedan ciertos apéndices, para entender la arquitectura y la atmósfera que esta crea de diferentes maneras. Por un lado, entendemos la arquitectura como entorno; la gente ama una casa, un edificio… no solo por su apariencia, sino porque forman parte de su entorno, porque en el guardan recuerdos felices. Por otro lado, la coherencia, que todos encuentren sentido en el edificio, que sepan cual es el uso de cada uno de sus rincones. Que sea un sitio útil por si mismo. Y por último, la forma bella, el resultado de todo el proceso.
Según Peter Zumthor, la arquitectura no es solo crear un espacio, sino también una atmósfera.