R7 – Titanic.

El conocido transatlántico, RMS Titanic, fue construido por el arquitecto Thomas Andrews, cuyo interior, sin duda era un regalo para la vista. Está enmarcado en el estilo del Modernismo (sobre todo por su decoración) y para la época en la que fue realizado consta con lujos increíbles (piscina, pastelería, baño turco…) además de ciertas medidas de seguridad muy avanzadas, por esto, se pensó que el barco nunca se hundiría.

El barco, por sus grandes dimensiones, podría haber albergado unas 2.500 personas, pero tan solo marcharon (afortunadamente) 1.316 personas. El Titanic, tenía 269,06m de largo, 28,19m de ancho y 53,3m de altura.

Como ya he comentado, el Modernismo es el estilo que más encaja en el Titanic, y a pesar de que mayormente lo podemos ver en el diseño de su interior, también su exterior, la mayor parte de la cubierta es algo minimalista, ya que no utiliza mucha ornamentación, pero aún así, se caracteriza por el color azul y blanco, así como la utilización de la madera, algo que aporta mucha elegancia al barco.

En este barco se utilizó mucho la ornamentación y el lujo para representar todo el poder de los promotores y de la compañía a la que pertenecía el barco antes de ser vendido. En el interior, observamos todo lo comentado anteriormente, como por ejemplo en la «escalera majestuosa», definida así por varios comentaristas. Esta, era el corazón de la vida de aquellas personas que pertenecían a primera clase. Se elevaba a través de seis cubiertas y estaba rematada por una cúpula de cristal que permitía el paso de la luz natural. Las imágenes de abajo, son recreaciones de esta escalera, ya que a penas existen fotos de ella.

Los camarotes de primera clase fueron armados con revestimientos de madera blanca y muebles lujosos del estilo de Luis XVI, algo que representa (de nuevo), el poder que estas personas tenían. Es un claro ejemplo de como a través de las decoraciones en arquitectura podemos representar el poder adquisitivo de las personas.

No solo la arquitectura del Titánic, es digna de ser recordada, sino el suceso histórico que supuso su hundimiento, algo que ha dejado huella hasta días de hoy mediante películas como Titanic de James Cameron, en la que podemos observar todos los detalles del barco junto a una historia de amor de los protagonistas (Jack y Rose).