El Mercado de Colón de Valencia es una de las obras más representativas del modernismo valenciano. Fue proyectado por Francisco Moya Berenger a principios del siglo XX, este recuerda en algunos detalles a Gaudí, como en la utilización del trencadís. Además está declarado Monumento Nacional.
Se trata de un edificio de 3.200 metros cuadrados, repartidos en tres naves, este esta cerrado mediante dos muros de ladrillo y piedra, el techo está formado por un arco, si entramos al interior del mercado podemos ver los elementos constructivos de metal que hacen que se mantenga en pie esta construcción, algo que me recuerda a la arquitectura del hierro. En su fachada, podemos observar varios elementos decorativos y ornamentales, con detalles de cerámica. La mayor parte de los elementos han tenido que restaurarse, ya que como todo en esta vida el material se deteriora y para poder mantener una construcción así hay que restaurarla.
A día de hoy, la altura del techo y los accesos hacen de él un espacio abierto y luminoso, algo que hace más cómoda la circulación de las personas. Este espacio fue creado para cubrir las necesidades de las personas en una de las zonas más pudientes de Valencia, algo que justifica toda su decoración. Antes, era un mercado en el que comprar fruta, verdura… pero a día de hoy, además de albergar algunas tiendas de alimentación en él, podemos encontrar floristerías, restaurantes… es un buen sitio para pasar unas horas tomando algo en una terraza.
Y en este edificio podemos ver la polivalencia de un espacio, como a lo largo del tiempo, puede cambiar la función de este a pesar de que se preserve en su mayoría la forma y la decoración (al menos la exterior).
Bajo mi perspectiva, es una obra arquitectónica muy bonita que enriquece a la ciudad. La iluminación tan cuidada hace de él un sitio acogedor, cuando ya es de noche. La decoración encaja a la perfección con los alrededores de la zona, y además, por el ambiente que encontramos, puede ser un buen lugar para pasar una tarde con familia, amigos…